
La geografía de los artistas contemporáneos explora las formas de habitación, las múltiples redes en las que evolucionamos, los circuitos por los cuales nos desplazamos, y sobretodo las formaciones económicas y políticas que delimitan los territorios humanos.
Nicolas Bourriaud.
El  año 2007, el artista chileno Cristián Valenzuela se instala en Suiza  con el fin de seguir estudios de master en artes visuales en la ECAV  (Ecole Cantonale d’Art du Valais). Durante sus estudios comienza a  establecer contactos con artistas locales y de diversos orígenes que,  como él, deciden instalarse temporal -o definitivamente- en Suiza. Estos  encuentros y confrontaciones le hacen reflexionar sobre los fines  y efectos de aquellas numerosas situaciones de desarraigo voluntario en  el campo del arte contemporáneo. Una vez sus estudios terminados además  de un proyecto de residencia en Ginebra, decide volver a Chile. La red  de artistas y de trabajos artísticos constituidos en torno a él da lugar  a diversas colaboraciones, invitaciones y exposiciones en Suiza, en  Chile, en Francia y Alemania. Es en este cuadro que Valenzuela conoce a  Sébastien Leseigneur, joven artista francés establecido en Lausana desde  el año 2008. El también viaja a Suiza con el fin de realizar un master  en artes visuales (ECAL, Ecole Cantonale d’Art de Lausanne), prolongando  su estadía al final de sus estudios. Es así como comienzan a discutir  sobre sus prácticas artísticas y una sensibilidad común a los  desplazamientos geográficos y al viaje, a lo que ello genera (en general  y en el campo del arte en particular). En el curso de una discusión,  Leseigneur comenta que tuvo la  posibilidad de conocer personalmente en 2005, en Francia, a los  directores de una de las galerías donde Valenzuela había expuesto el año  2003 (Galería Metropolitana) en Santiago de Chile. Esta coincidencia,  con aires a internacionalismo y globalización, dan cuenta nuevamente de  relaciones entre proximidad y distancia en el mundo contemporáneo,  relaciones multidireccionales que además generan increíbles  posibilidades de nexos y de redes internacionales que devienen el punto  de partida de un intercambio intenso entre los dos artistas. Este  intercambio se materializa ahora en un proyectode residencia y  exposición colectiva. Por su parte, Marie-Luce Ruffieux es una artista y  escritora suiza establecida en Lausana. Posee un diploma en artes  visuales de la HEAD, Haute Ecole d’Art et Design de Ginebra. Ella ha  colaborado con Sébastien Leseigneur en diversas exposiciones. Ella se  une al proyecto La travesía del axolotl como curadora asociada. Su  trabajo interroga el nexo entre el objeto y el lenguaje. Se interesa en  las historias que subyacen ligadas a los objetos en general y a los  objetos de arte. Su relación a la ficción y al principio de “narrar”  objetos producidos o encontrados encuentran un eco particular en la  puesta en escena de una eventual narración.
EL PROYECTO
La Galería Metropolitana ha propuesto “Arte y mercado (s)” como tema curatorial para el año 2012. Para responder a la invitación que la galería nos ha hecho, proponemos La Travesía del Axolotl, un proyecto de viaje, residencia y exposición realizado por 10 artistas, tres suizos, tres franceses, tres chilenos y un alemán. Una residencia de tres semanas de duración entre las ciudades de Santiago (donde se encuentra la Galería Metropolitana desde su creación) y la ciudad de Concepción (ciudad donde los directores abrirán un nuevo espacio, un satélite de residencias y encuentros) dará lugar a una exposición. Esta experiencia de grupo asociará diversas prácticas (documentos, films, narraciones, instalaciones y performances). Estas serán consideradas como diversas posibilidades de exploración de la historia, del presente y del territorio, entre otros.
El título propuesto se propone como un juego de tensiones, anulaciones, “detournements”, contradicciones y confrontaciones entre las imágenes que sugieren, por una parte la travesía, y por otra el axolotl.
La Galería Metropolitana ha propuesto “Arte y mercado (s)” como tema curatorial para el año 2012. Para responder a la invitación que la galería nos ha hecho, proponemos La Travesía del Axolotl, un proyecto de viaje, residencia y exposición realizado por 10 artistas, tres suizos, tres franceses, tres chilenos y un alemán. Una residencia de tres semanas de duración entre las ciudades de Santiago (donde se encuentra la Galería Metropolitana desde su creación) y la ciudad de Concepción (ciudad donde los directores abrirán un nuevo espacio, un satélite de residencias y encuentros) dará lugar a una exposición. Esta experiencia de grupo asociará diversas prácticas (documentos, films, narraciones, instalaciones y performances). Estas serán consideradas como diversas posibilidades de exploración de la historia, del presente y del territorio, entre otros.
El título propuesto se propone como un juego de tensiones, anulaciones, “detournements”, contradicciones y confrontaciones entre las imágenes que sugieren, por una parte la travesía, y por otra el axolotl.
El principio del axolotl (según Gilles A. Tiberghien, a partir del cuento “Axolotl” de J. Cortázar)
Según Cortázar el axolotl tiene una “voluntad secreta: abolir el tiempo y el espacio”. El axolotl es un pequeño anfibio que pasa toda su vida en un estado larvario sin jamás metamorfosearse, sin jamás acceder al estado adulto. Tiberghien se apoya en esta singularidad del axolotl para desarrollar, por comparación, una serie de reflexiones sobre el viajero, sobre el estado de espíritu propio del viajero, sobre el viaje. Las características que manifiestan la “inmadurez congénita” del axolotl nos permite concluir que realiza, de una cierta manera, “el tipo de niño eterno, suspendido en el umbral de las formas jamás resueltas”. En el cuadro de este proyecto, si asimilamos los artistas a los axolotls, no se trata de, según lo que se espera de una travesía, ir al recuentro de la alteridad, sino más bien de
confrontarse ante una inversión de roles, o más bien una disolución de la relación sujeto-objeto, propia de un proceso investigativo.
Según Cortázar el axolotl tiene una “voluntad secreta: abolir el tiempo y el espacio”. El axolotl es un pequeño anfibio que pasa toda su vida en un estado larvario sin jamás metamorfosearse, sin jamás acceder al estado adulto. Tiberghien se apoya en esta singularidad del axolotl para desarrollar, por comparación, una serie de reflexiones sobre el viajero, sobre el estado de espíritu propio del viajero, sobre el viaje. Las características que manifiestan la “inmadurez congénita” del axolotl nos permite concluir que realiza, de una cierta manera, “el tipo de niño eterno, suspendido en el umbral de las formas jamás resueltas”. En el cuadro de este proyecto, si asimilamos los artistas a los axolotls, no se trata de, según lo que se espera de una travesía, ir al recuentro de la alteridad, sino más bien de
confrontarse ante una inversión de roles, o más bien una disolución de la relación sujeto-objeto, propia de un proceso investigativo.
Travesías. La escuela de arquitectura de Valparaíso
Otro punto de partida de este proyecto es nuestra curiosidad común relacionada a ciertas actividades realizadas por la escuela de arquitectura de la Universidad Católica de Valparaíso y las ideas que dichas actividades despertaron y despiertan hoy en día. Durante los años sesenta, miembros de la mencionada escuela (artistas, poetas, arquitectos de diferentes nacionalidades) efectúan diversas travesías en grupo en territorio latinoamericano. En desplazamiento, ellos escriben, fotografían, relevan información e instalan exposiciones efímeras. Estas experiencias de desplazamiento en comunidad – muy próximas de aquellas realizadas en la misma época por los situacionistas en Europa– pueden ser leídas como tentativas de apropiación del territorio. Con el fin de presentar sus trabajos, ellos construyen pabellones. Inventan así sus propios espacios en los que exponen sus ideas y posiciones en formas de dibujos, fotografías, maquetas, conferencias, etc.
Numerosos modelos alternativos nacen en Chile y en Latinoamérica que ameritan ser reconsiderados tanto en sus fundamentos teóricos como también en sus proyectos concretos, realizados o irrealizables, utópicos o funcionales. Es en esta posición de reconsideración donde nos situamos…
Otro punto de partida de este proyecto es nuestra curiosidad común relacionada a ciertas actividades realizadas por la escuela de arquitectura de la Universidad Católica de Valparaíso y las ideas que dichas actividades despertaron y despiertan hoy en día. Durante los años sesenta, miembros de la mencionada escuela (artistas, poetas, arquitectos de diferentes nacionalidades) efectúan diversas travesías en grupo en territorio latinoamericano. En desplazamiento, ellos escriben, fotografían, relevan información e instalan exposiciones efímeras. Estas experiencias de desplazamiento en comunidad – muy próximas de aquellas realizadas en la misma época por los situacionistas en Europa– pueden ser leídas como tentativas de apropiación del territorio. Con el fin de presentar sus trabajos, ellos construyen pabellones. Inventan así sus propios espacios en los que exponen sus ideas y posiciones en formas de dibujos, fotografías, maquetas, conferencias, etc.
Numerosos modelos alternativos nacen en Chile y en Latinoamérica que ameritan ser reconsiderados tanto en sus fundamentos teóricos como también en sus proyectos concretos, realizados o irrealizables, utópicos o funcionales. Es en esta posición de reconsideración donde nos situamos…
 
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